Dicen que en gustos se rompen géneros, y que el amor es una experiencia tan compleja como única. Aun así, la ciencia lleva décadas tratando de descifrar qué hace que dos personas funcionen juntas y, sobre todo, qué cualidades convierten a alguien en un buen compañero de vida. En un mundo donde basta con deslizar el dedo para pasar a la siguiente opción amorosa, comprometerse puede parecer una tarea cada vez más difícil. Por eso, si te estás preguntando si tu pareja actual es con quien deberías pasar el resto de tu vida, quizás te convenga observar algunas señales respaldadas por estudios.
Para empezar, la inteligencia parece tener más valor en una relación de lo que muchos creen. Una investigación de la Escuela de Economía Hanken en Finlandia sugiere que los hombres más inteligentes tienen menos probabilidades de ser infieles y son más propensos a casarse y permanecer casados. Esto no quiere decir que la inteligencia sea todo lo que necesitas, pero sí podría ser una buena base para la fidelidad y la estabilidad.
Otra clave es el humor. Si te hace reír hasta las lágrimas, incluso si sus chistes son malos, vas por buen camino. Según un estudio, los hombres con un gran sentido del humor tienen mayores probabilidades de tener éxito en las citas. Reír juntos no solo fortalece la conexión emocional, sino que también amortigua las tensiones cotidianas.
Tu crecimiento personal también debería ser prioridad para tu pareja. Un estudio encontró que los esposos influyen en las decisiones laborales de muchas mujeres, a menudo desincentivando sus carreras por la expectativa de que ellas asuman el rol de cuidadoras. Una pareja que te apoya activamente —no solo con palabras, sino con acciones concretas— marca una gran diferencia.
Y no todo es lo que ocurre entre ustedes dos: también importa cómo se relaciona con las personas que son importantes para ti. Si él se esfuerza por integrarse a tu círculo social y familiar, del mismo modo en que tú lo haces con el suyo, está mostrando respeto e interés genuino en tu mundo. En contraste, estudios recientes muestran que muchos hombres priorizan sus amistades masculinas por encima de sus relaciones románticas, lo que subraya la importancia de encontrar un equilibrio.
La inteligencia emocional es otra pieza esencial. Hablar de sentimientos, escuchar, validar y comprender son habilidades que no deben estar ausentes en una relación. Investigaciones han demostrado que las mujeres suelen ser más receptivas a las emociones y opiniones de sus parejas, algo que debería ser recíproco para garantizar una comunicación sana.
Escuchar con atención y respetar las opiniones del otro es más importante de lo que parece. Según el renombrado terapeuta de parejas John Gottman, cuando un hombre se niega sistemáticamente a considerar la opinión de su pareja, puede estar manifestando una lucha de poder que perjudica la relación.
El esfuerzo, por supuesto, no puede faltar. Una investigación de la Universidad de Texas revela que no es la compatibilidad lo que predice el éxito de una pareja, sino la disposición a trabajar por la relación. Las parejas que se comprometen a superar los desafíos juntos tienen más probabilidades de mantenerse unidas que aquellas que simplemente “hacen clic”.
También es vital que celebre tus logros, por pequeños que sean. Estar con alguien que se alegra sinceramente por tus éxitos fortalece el vínculo y promueve una dinámica positiva. Un estudio en The Journal of Personality and Social Psychology encontró que estas parejas experimentan una mayor satisfacción que aquellas en las que los logros pasan desapercibidos o generan envidia.
Por último, compartir valores y prioridades puede facilitar la convivencia a largo plazo. Una visión común de la vida, del trabajo, de las relaciones y del futuro ayuda a sortear las dificultades con mayor entendimiento y respeto mutuo.
Claro, nadie es perfecto, y no todos los puntos anteriores son imprescindibles. Pero si tu pareja los cumple —o al menos demuestra la voluntad de trabajar en ellos— probablemente estés frente a alguien con quien vale la pena construir algo duradero.