VEM propone día de descanso el 9 de mayo para madres mexiquenses

Una flor y un descanso no hacen primavera, pero ayudan.
En plena efervescencia del Día de las Madres, el Partido Verde Ecologista de México (PVEM) se sacó de la manga una propuesta que, aunque huele a gesto simbólico, podría hacerle un guiño real al bienestar de millones de mujeres en el Estado de México. La idea es clara: declarar el 9 de mayo como día de asueto para todas las madres trabajadoras de la entidad. Porque una rosa y un “gracias” no compensan 40 horas extra de trabajo doméstico cada semana.

Madres, asalariadas y malabaristas.
La bancada verde, encabezada por José Alberto Couttolenc, puso el dedo en la llaga: las mujeres mexiquenses, especialmente las que son madres, están quemando velas por los dos lados. Según el Consejo Estatal de Población, 4 millones 840 mil 236 mujeres del Edomex tienen al menos un hijo. Y muchas de ellas llevan años ejerciendo un doble turno: jornada formal pagada por el patrón y jornada doméstica patrocinada por el amor… y la costumbre.

“Feliz día, ahora sí descansa tantito.”
El PVEM no lo dice con esas palabras, pero lo sugiere: ya basta de discursos huecos el 10 de mayo. Mejor una acción concreta el 9, que permita a las madres dormir un poco más, hacer fila en la fonda sin el estrés del reloj o, qué lujo, sentarse a no hacer nada. La propuesta está dirigida a la Oficialía Mayor del Gobierno estatal, los 125 ayuntamientos y la Secretaría de Administración y Finanzas del Legislativo local.

Otras latitudes ya lo hacen. ¿Y nosotros qué?
El Verde recuerda que en estados como Yucatán, Chiapas y Baja California ya existen iniciativas similares. En Centroamérica, países como El Salvador y Guatemala también han adoptado medidas para reconocer institucionalmente la carga invisible de las madres. México, dicen, no tiene por qué quedarse en los saludos desde el podio.

Un mensaje institucional con forma de siesta.
De aprobarse, el día libre para las madres trabajadoras del Edomex no solo sería un respiro, sino también un mensaje simbólico: el reconocimiento a la maternidad puede y debe materializarse en políticas públicas. No es solo “feliz día, jefecita”, sino “gracias por cargar el sistema en tus hombros”.

No es un favor, es un mínimo acto de justicia.
El PVEM pone el acento en lo esencial: muchas madres no solo son el soporte emocional de sus familias, también lo son del aparato público, del comercio local, de la burocracia que mantiene funcionando al Estado. ¿No merecen al menos un día para sí mismas, sin tener que pedir permiso, sin tener que rendir cuentas?

Que lo simbólico también sea útil.
Habrá quien diga que un día de descanso no cambia la estructura de desigualdad. Y es cierto. Pero también es cierto que, en un país donde aún se discute si cuidar a los hijos “cuenta como trabajo”, cualquier reconocimiento institucional ayuda a abrir el debate. Y si en el proceso millones de mujeres pueden dormir un poco más o disfrutar de un día sin jefe ni tráfico, pues más vale eso que una taza de “la mejor mamá del mundo”.

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